El romanticismo de After 2 en cuestión.

After: En mil Pedazos nos trae de nuevo a Tessa y a Hardin, en una secuela llena de romanticismo y pasión.

Un principio prometedor

After: En mil pedazos es clara en su concepto desde el inicio del filme: «Esta historia la has visto muchas veces […] Pero es nuestra historia, de Tessa y de mí». Estas son las primeras palabras de Hardin al principio de la película. Son muy directas y denotan una autoconciencia digna mención. Efectivamente la historia que nos propone After: En mil pedazos no deja de ser la última versión del amor imposible, de la pasión de dos amantes demasiado distintos, pero ¿consigue llegar a ser una historia tan personal como afirma Hardin al principio de todo?

Su nivel de autoconciencia inicial da esperanzas al espectador más inquieto de que esta secuela pueda desmarcarse de las convenciones del género y de las mil historias de amor que la preceden. Lamentablemente, desde el minuto uno, After: En mil pedazos se muestra como un filme cumplidor en todos y cada uno de los aspectos esperables de una película romántica. En ella encontramos frases azucaradas, pasión, sexo (tranquilos, no enseñan nada) y salseo, porque, ¿qué buena película romántica no tiene salseo? Estoy seguro que los amantes del género disfrutarán con creces.

En verdad, la película funciona y es entretenida, pero podría haber dado muchísimo más de sí. Hay algunas ideas muy interesantes respecto al romanticismo y las relaciones de pareja que por su tímido desarrollo no acaban de cuajar.

Sobre el conflicto principal

El problema es que uno de los conflictos principales y uno de los más interesante que nos propone la película, si el amor de Tessa y Hardin es tóxico, no se desarrolla lo suficiente.

Si visteis la primera película de la saga recordaréis porqué los protagonistas terminaron separados y en esta segunda parte deben volver a reconciliarse.

La duda de si realmente se hacen más mal que bien sobrevuela toda la trama. Aun así, finalmente, prevalece el subterfugio tópico de que los dos amantes están predestinados a estar juntos, hecho que justifica incluso la cara más oscura de su relación.

Un problema de romanticismo

Mi duda es si todavía hoy en día, en plena ola feminista, no habría que hacer una revisión del romanticismo en el cine. ¿Sigue siendo el amor justificación suficiente como para obviar la toxicidad de las relaciones? En el caso de After: En mil pedazos es justificación suficiente. En este aspecto la historia de Tessa y Hardin sigue la estela de las mil historias de amor que le preceden.

Esta saga hubiera podido sobresalir si hubiera ofrecido, como promete al principio del filme, una historia original, que se alejara del modelo prefijado de amor romántico. No hubiera hecho falta que desmontará los grandes tópicos de la pareja heterosexual que nos ha ofrecido siempre la industria del cine. Con que hubiera contado con la audacia suficiente como para alejarse de los tropos más destructivos del romanticismo ya se hubiera convertido en una película verdaderamente llamativa, muy a tener en cuenta en estos meses de escasos estrenos. 

Conclusión

En definitiva, la autoconciencia crítica del principio del filme queda diluida por completo a medida que se resuelve el conflicto entre ambos. Los estereotipos y clichés que conforman el imaginario de las historias románticas no se ponen en cuestión. Incluso se reafirma parte del ideario más casposo y empalagoso del amor romántico.

A debate queda si la relación de Tessa y Hardin es tóxica y cada uno que piense lo que quiera. Lo que está claro es que After: En mil pedazos tenía el potencial suficiente como para rehuir de algunas de las ideas más retrogradas y autodestructivas del amor romántico. Lamentablemente sigue perpetuando estos conceptos enquistados con una historia de amor más mediocre de lo que pregona.

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